Igualdad y Justicia

El telar hidráulico en 1779, y la utilización del vapor en1785 más el telar mecánico (1811) y la fusión entre hilanderías y tejedurías en una sola gran industria generarían el florecimiento de la gran industria textil, Inglaterra experimentó un gran auge económico sin precedentes; pero bajo la superficie de su creciente prosperidad aparecían los primeros indicios de una profunda injusticia social:
Owen dirá, refiriéndose a los 2.500 míseros habitantes de una aldea escocesa donde funcionaba una gran fábrica textil: “La parte activa de estos 2.500 seres produce para la sociedad una riqueza real tan grande como apenas medio siglo atrás, habría podido producir una población de 600.000 personas. Yo me pregunto: ¿dónde está la diferencia entre la riqueza producida por 2.500 personas y la que habrían podido producir 600.000?”
En otras palabras, Owen descubre (antes que Marx) que estos hombres no recibían en pago por su trabajo lo que éste valía, sino sólo una mísera parte, y que la diferencia se acumulaba en manos del dueño.
Lograr igualdad y justicia no sería difícil a pesar de lo que se cree: bastaría con repartir un mínimo porcentaje de las ganancias (¿2%?) entre los trabajantes de estas "superempresas" para que la vida de éstos y sus familias deje de ser miserable.
¿Se sabe de algún gobierno en el mundo que haya implementado idea tan simple?
Lo que Owen describía era solo el comienzo de lo que veríamos luego...

Filósofo guarro.

Uno de los dos filósofos más guarros que existen(al menos para mi gusto) nos dejó esta bella patada al hígado.
"La amistad es un pacto, una convención. Dos seres se comprometen tácitamente a no decir jamás lo que en el fondo piensan el uno del otro. Una especie de alianza hecha de precauciones. Cuando uno de ellos señala públicamente los defectos del otro, el pacto queda revocado, la alianza rota. Ninguna amistad resiste al hecho de que uno de los dos deje de jugar el juego. En otras palabras: ninguna amistad soporta una dosis exagerada de franqueza."
Respecto a los dos filósofos guarros, uno es el Marqués de Sade el otro es este (que de puro guarro no digo quién es...)

Volverse adulto

Todas las concesiones que hacemos a los demás, a la sociedad, a la vida, a nuestro jefe, a nuestros amigos, a nuestra pareja, a nosotros mismos.
Todas ellas van acompañadas de un imperceptible pero irreversible empobrecimiento interior que poco a poco nos va transformando en aquella cosa que nos juramos no ser.

Identidad

Tras una grave enfermedad, en algunos países de Asia, como en Laos, existe la posibilidad de cambiar de nombre.
Cuanta sabiduría.
Podría ampliarse la idea: debería permitírsenos cambiar de nombre cada vez que un acontecimiento importante trastoca nuestra alma para siempre: ¿A qué fingir que somos el mismo cuando la vida nos cambió mil veces?

Animals

En su disco “Animals” los Pink Floyd dividen a la especie humana en tres:

Ovejas: son la gran mayoría de la humanidad, seres sin autodeterminación ni imaginación, ni buenos ni malos, dóciles, no muy inteligentes. Siguen la corriente, creen lo que les dicen que crean. Van donde los manden.

Cerdos: no son tan numerosos como las ovejas pero son más inteligentes, astutos, malvados. Viven de las ovejas, se abusan de ellas, las dominan. Son los amos de la humanidad.

Perros: hay muy pocos, son los encargados de defender a las ovejas de los cerdos, despertarlas e intentar liberarlas.

Todo esto fue escrito hace no muchos años atrás, en tiempos en que se respiraba revolución, cambio, ilusión. Es raro que en tan pocos años en clima mental de la humanidad pudiera cambiar tanto. ¿Alguien ha visto un perro últimamente?

Verdad o consecuencia.

Una de las cosas que más “indigna” al animal humano es descubrir que alguien le miente. De ser posible ese alguien es inmediatamente enfrentado a su mentira y humillado.

Por otro lado cualquiera que observe el mundo que nos rodea (empezando por nuestro propio ser y extendiéndonos a la historia toda de la humanidad) descubre que la mentira es un componente omnipresente e inevitable en nuestra existencia.

Cualquiera que se halla psicoanalizado con un mínimo de seriedad sabe el esfuerzo que cuesta descubrir alguna verdad entre el pajar de mitos y fantasías con que construimos nuestro ser. En ese sentido lo que Freud nos enseñó es que hasta nuestro tan preciado “yo” no es más que un mito. Nuestro más intimo mito.

¿Por qué entonces reclamamos verdad a los demás tan airada y altaneramente?

En parte por comodidad y medianía intelectual.

Pero en otra parte más profunda porque se nos hace intolerable saber que la mentira no es excepción sino norma del ser humano. Mucho más excepcional y extraño es descubrir una vedad.

“Vivimos en un mundo que es mentira, casi todo lo que nos rodea es falso” ya había sentenciado Moebius.

El presente

La nostalgia por pasadas felicidades y la angustia ante el sufrimiento por venir tienen una raíz común: el descentramiento, la “distracción” del presente. Curiosamente nuestra mente se desconecta,”se distrae” con gran facilidad de aquello que tenemos frente a nosotros, dice Schopenhauer al respecto:
“…no deberíamos olvidar nunca que solo el presente es real, y que solo el es cierto; en cambio el futuro suele ser casi siempre muy distinto de cómo lo pensamos; incluso el pasado lo fue; ambos tienen menos importancia de lo que nos parece. La lejanía empequeñece los objetos a la vista pero agranda los pensamientos. El presente es donde reside efectivamente nuestra existencia. Por eso debemos honrarlo.
Con rostro avinagrado dejamos transcurrir miles de horas jubilosas y agradables sin disfrutarlas y, después, una vez llegados los tiempos oscuros, suspiramos por ellas embriagados de nostalgia.”